Para las fechas que se aproximan de descanso, Mundo Ejecutivo te trae una selección de cinco zonas arqueológicas ubicados a menos de dos horas de la CDMX. Son una opción útil para una escapada de un día, que combina historia, naturaleza y una conexión con nuestro pasado.
Las visitas a las zonas arqueológicas constituyen recorridos históricos y culturales que ofrecen una vía para el autodescubrimiento. A través de ellas, se fortalecen las raíces de identidad que brindan conocimientos de nuestros orígenes.
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5 Zonas Arqueológicas a menos de dos horas de la CDMX
Cholula – Puebla
La Zona Arqueológica de Cholula se ubica en el estado de Puebla. Colinda con el pueblo mágico de San Pedro Cholula y está abierta toda la semana de 9:00 a 18:00 horas. El tiempo estimado de manejo desde la CDMX es de aproximadamente una hora y media.
- Precio de acceso: 75 pesos
La zona es famosa por albergar la Pirámide de Tepanapa, considerada la base piramidal más grande del mundo por volumen. Sobre ella se erige el Santuario de la Virgen de los Remedios, ofreciendo una vista única de la fusión cultural.
Tecoaque – Tlaxcala
La Zona Arqueológica de Tecoaque se encuentra en el estado de Tlaxcala. El viaje en automóvil desde la CDMX tiene una duración aproximada de 2 horas. El acceso es en un horario de 10:00 a 17:00 horas de martes a domingo.
- Precio: Entrada gratis
Tecoaque significa “donde se los comieron”. Es famosa por sus estructuras circulares y por ser el sitio donde una caravana española fue capturada en 1520.
Ofrece una perspectiva única de la resistencia indígena durante la Conquista. La visita se puede combinar con el cercano Pueblo Mágico de Tlaxco. La región es conocida por su arquitectura, su gastronomía,especialmente sus quesos, y el Museo de la Madera.
Tepozteco – Morelos
Esta zona arqueológica se localiza en la cima del cerro del Tepozteco, dentro del Parque Nacional El Tepozteco, en el Pueblo Mágico de Tepoztlán, Morelos. El tiempo de manejo desde la CDMX es de aproximadamente una hora y 15 minutos. Su acceso es en un horario de 9:00 horas a 16:00 horas de martes a domingo.
- Precio de acceso: 100 pesos
El principal atractivo es el templo dedicado a Tepoztécatl, dios del pulque. Para llegar es necesario realizar una caminata de 2 km con un desnivel importante. La recompensa es una vista panorámica espectacular del valle y una atmósfera cargada de misticismo.
En el pueblo de Tepoztlán, los visitantes pueden explorar el exconvento declarado Patrimonio de la Humanidad. También está el mercado de artesanías y disfrutar de su reconocida oferta gastronómica y de bienestar.
Los Baños de Nezahualcóyotl – Estado de México
La zona arqueológica de Tetzcotzinco, popularmente conocida como los Baños de Nezahualcóyotl. Se encuentra en el municipio de Texcoco, Estado de México, entre los poblados de San Nicolás Tlaminca y San Dieguito Xochimanca.
El trayecto en automóvil desde la CDMX es de aproximadamente una hora. Su acceso es en un horario de 10:00 horas a 17:00 horas de martes a domingo.
- Precio de acceso: Entrada gratis
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Este sitio, construido por órdenes del rey poeta Nezahualcóyotl, era un lugar de retiro, meditación e inspiración. Su mayor atractivo es el “Baño del Rey”, una tina monolítica labrada en la roca. Forma parte de una sofisticada obra maestra de ingeniería hidráulica prehispánica que alimentaba jardines y estanques.
El entorno natural del cerro y su proximidad al Parque Nacional Molino de las Flores lo convierten en un destino que combina historia y naturaleza. Este espacio proporciona una vista desde las alturas.
Teotihuacán – Estado de México
La Zona Arqueológica de Teotihuacán está ubicada en el Estado de México. Es una de las zonas más visitadas y se encuentra a aproximadamente una hora en automóvil desde el norte de la CDMX. Su acceso es en un horario de 8:00 horas a 17:00 horas toda la semana.
- Precio: 100 pesos
La “Ciudad de los Dioses”es una experiencia que transmite el esplendor de una de las mayores metrópolis del México antiguo. En los alrededores, los visitantes pueden degustar la gastronomía local. Visitar talleres de obsidiana, cacao, pulque y artesanías, o explorar museos de sitio que complementan la zona arqueológica.
Durante la visita, es fundamental contemplar con atención los monumentos, las inscripciones en las piedras y el trazo urbanístico. Cada detalle es una ventana directa a la cosmovisión, las creencias y los logros de las culturas que los erigieron.
Al explorar una zona arqueológica, el viajero no solo recorre un sitio antiguo, sino que se sumerge en un museo al aire libre. Estos espacios ofrecen lecciones tangibles de historia, arte, ingeniería y astronomía.
Este patrimonio histórico es un legado colectivo que debemos preservar. por lo tanto, es responsabilidad de cada uno cuidarlo, evitando tocar o dañar las estructuras o no dejar basura. Esto asegura que las generaciones futuras también puedan conectar con estas raíces.
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