La introducción de la inteligencia artificial (IA) generativa en las aulas de educación superior en México ha generado un intenso debate sobre sus efectos y consideraciones éticas. Este fenómeno está transformando la manera en que académicos y estudiantes interactúan con el aprendizaje, planteando tanto oportunidades como desafíos significativos.
La Evolución de la IA en el Aula
Ernesto Priani, profesor de Humanidades Digitales en la UNAM, ha explorado el uso de herramientas tecnológicas en su campo durante más de diez años. Su interés por la inteligencia artificial ha crecido recientemente, especialmente porque estas herramientas se han vuelto más accesibles y efectivas para interactuar en lenguaje natural. “Desde 2005, he estado utilizando tecnología para las humanidades, pero los últimos dos años han marcado un cambio notable”, comenta Priani.
Santiago Fajer, director ejecutivo de Xira, una empresa mexicana dedicada a la IA, destaca que esta tecnología ha avanzado desde modelos simples hasta sistemas que pueden asociar y analizar datos de manera más compleja. “La IA generativa no solo reconoce patrones; también puede inferir información y enriquecer el proceso educativo”, explica.
A pesar del potencial de la IA, Priani ha notado que sus alumnos de filosofía son reacios a adoptarla. En contraste, estudiantes de otras disciplinas como lingüística muestran mayor disposición hacia estas herramientas. “Mis alumnos no están utilizando mucho la tecnología; aunque la emplean, no les entusiasma”, señala.
Fajer enfatiza que, si se utiliza correctamente, la tecnología puede ser un gran aliado. “Es crucial entender cuándo aplicar la IA para maximizar su efectividad y evitar confusiones”, afirma.
Herramientas para Detectar el Uso de IA
Con el auge del uso de IA generativa, herramientas como el detector de Turnitin han cobrado relevancia. María Belén Correa, directora regional de Turnitin para América Latina, anunció que esta herramienta ahora está disponible en español y tiene como objetivo identificar textos generados por inteligencia artificial en trabajos académicos. Sin embargo, esto plantea interrogantes sobre la autenticidad del trabajo académico
Fajer sugiere que es fundamental que los educadores sean capaces de diferenciar entre producciones humanas y aquellas generadas por IA. “Ambas pueden coexistir y complementarse”, sostiene.
Un Enfoque Experimental en el Aula
Priani propone un enfoque experimental para integrar la IA en el aprendizaje. Sugiere que los estudiantes realicen experimentos con estas herramientas para descubrir sus limitaciones y ventajas. Por ejemplo, un estudiante utilizó una IA para aprender gramática y notó que su memoria era limitada, lo que afectó su proceso educativo.
Correa también resalta la importancia de educar a los docentes sobre cómo interpretar los resultados del detector de Turnitin. “Es esencial que los educadores comprendan cómo utilizar esta información dentro del proceso evaluativo”, dice.
Consideraciones Éticas
Desde una perspectiva ética, Priani subraya que es crucial que los estudiantes comprendan las herramientas que utilizan. “Conocer cómo funciona la IA es esencial para un uso responsable”, aconseja. También expresa inquietudes sobre el impacto ambiental asociado con el uso intensivo de estas tecnologías.
Fajer añade que las empresas deben ser responsables al implementar IA, asegurando tanto la calidad como la seguridad de los datos utilizados.
Integración Proactiva en las Aulas
A medida que las instituciones educativas enfrentan este nuevo panorama tecnológico, Priani enfatiza que los educadores deben ver la IA como un recurso complementario y no como un adversario. “Es importante enseñar a los alumnos a utilizar estas herramientas sin depender completamente de ellas”, aconseja.
Correa destaca que las instituciones deben adaptarse a esta nueva realidad y no prohibir el uso de tecnologías emergentes. “Cada vez más instituciones están adoptando políticas que integran la inteligencia artificial como parte del proceso educativo”, afirma.
Perspectivas Futuras
El futuro del aula con inteligencia artificial es prometedor pero lleno de incertidumbres. Priani anticipa un escenario donde estas herramientas se integren naturalmente en el proceso educativo. “Una nueva generación de educadores está comenzando a utilizar inteligencia artificial para desarrollar materiales y programas educativos”, menciona.
Sin embargo, advierte que será crucial aprovechar al máximo estas tecnologías mediante la creatividad docente. “La capacidad creativa del profesorado será determinante para utilizar eficazmente estas herramientas”, concluye.
Fajer complementa esta visión al señalar que las empresas tecnológicas deben colaborar con las instituciones educativas para desarrollar soluciones adaptadas a sus necesidades específicas. Esta colaboración podría facilitar una implementación más efectiva de la inteligencia artificial en el aula, beneficiando así a los estudiantes en su proceso de aprendizaje.