Adán Augusto sabía y respaldó la ola de crímenes de Hernán Bermúdez en Tabasco

Adán Augusto López Adán Augusto López

En 2018, Adán Augusto López Hernández recibió una advertencia directa. Un grupo de consultores en seguridad le entregó un informe que colocaba a Hernán Bermúdez Requena, su amigo de juventud, como “persona de interés” en las bases de datos de inteligencia federal.

El documento revelaba posibles vínculos con grupos delictivos en Tabasco. La respuesta de López Hernández fue fulminante: rompió la relación con los consultores y, a los pocos meses, colocó a Bermúdez al frente de la Secretaría de Seguridad Pública del estado.

Esa decisión marcó un punto de quiebre en la política de seguridad tabasqueña. Bermúdez, quien ya había ocupado cargos policiales durante administraciones anteriores, fortaleció su estructura con respaldo institucional. Su llegada al gabinete no obedeció a criterios técnicos, sino a la lealtad entre amigos. López Hernández decidió confiar en él, a pesar de las señales que lo vinculaban al crimen organizado.

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 Adán Augusto López Hernández y Hernán Bermúdez Requena
Foto: Gobierno del Estado de Tabasco

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Adán Augusto protegió la estructura criminal de Hernán Bermúdez en Tabasco

Durante su gestión, Bermúdez afianzó a La Barredora como una organización delictiva con presencia en varios municipios. El grupo operó bajo su protección mientras él ocupaba un cargo estratégico en el gobierno. Las denuncias crecieron: cobro de piso, robo de combustible, secuestros y tráfico de personas. Sin embargo, ninguna autoridad estatal se atrevió a actuar.

Incluso después de que los Guacamaya Leaks expusieron, en 2022, documentos militares que confirmaban los vínculos de Bermúdez con el crimen organizado, Adán Augusto jamás asumió responsabilidad. Para entonces ya ocupaba la Secretaría de Gobernación, desde donde también protegió a su viejo aliado. El encubrimiento político fue evidente y constante.

Ni siquiera el gobernador interino, Carlos Merino, logró removerlo de su cargo. Los intentos por separarlo derivaron en una escalada de violencia que sacudió al estado. Finalmente, Bermúdez renunció en enero de 2024 y el 14 de febrero de 2025, ya con una orden de aprehensión emitida, dejó México. Tomó un vuelo desde Mérida con escala en Panamá, continuó hacia Madrid y terminó en Brasilia, donde hoy se encuentra prófugo, con una ficha roja de Interpol vigente.

Mientras tanto, Adán Augusto guarda silencio, pese a haber sido el arquitecto de su ascenso y principal garante de su impunidad.

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