Las relaciones comerciales de México y China ha sido una de las más constantes a lo largo del tiempo, y en los últimos meses, tras la llegada de Donald Trump por segunda vez a la presidencia de Estados Unidos, estas se han he cho más fuertes. Ello como consecuencia de la guerra arancelaria desatada por el mandatario estadounidense.
Según datos oficiales de la Secretaría de Economía, las empresas chinas han quintuplicado su inversión en México, solo durante los primeros nueve meses de mandato de la presidenta Claudia Sheinbaum, en comparación con las cifras recopiladas en igual periodo durante la administración de Andrés Manuel López Obrador.
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El crecimiento de la inversión asiática refleja confianza en la estabilidad mexicana, y la búsqueda de alternativas frente a la reconfiguración del comercio mundial.
Inversión extranjera como palabra clave de crecimiento
El papel de la inversión extranjera se ha vuelto central para explicar el atractivo de México. China ha encontrado en el país una base importante para ampliar operaciones y, al mismo tiempo, esquivar tensiones arancelarias derivadas de disputas comerciales con Estados Unidos.
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Según datos de El Economista, México cuenta con más de 1,000 empresas chinas registradas de manera formal, aunque las estimaciones elevan esa cifra hasta 5,000, pues se incluyen además oficinas de representación e intermediarios.
Esta perspectiva refleja la expansión comercial, sino también un interés profundo por establecer relaciones duraderas en sectores importantes como la manufactura y la tecnología.
De igual manera, la Cámara de Comercio y Tecnología México-China destacó que México se ha convertido en un destino natural para las compañías que buscan la ubicación geográfica. Esta posición convierte a México en un punto de enlace para mercados en América Latina.

Fuente: Freepik
Retos y oportunidades para México
La llegada de capital asiático coincide con medidas del gobierno mexicano para combatir el contrabando y frenar la competencia desleal. La “Operación Limpieza” y la imposición de aranceles al calzado y la industria textil se enmarcan en este esfuerzo. Si bien estas acciones podrían tensar la relación con algunos sectores, también envían un mensaje de protección a la industria nacional.
El reto para México está en aprovechar la inversión extranjera sin descuidar a los productores locales. El equilibrio entre apertura comercial y protección de sectores vulnerables será clave para garantizar que el flujo de capital contribuya al desarrollo sostenido del país.
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