El gigante tecnológico NVIDIA ha dado un paso decisivo en su compromiso con la autonomía tecnológica y la seguridad económica de Estados Unidos al anunciar, el 14 de abril de 2025, que comenzará a producir supercomputadoras de inteligencia artificial (IA) completamente dentro del país, por primera vez en su historia. Este ambicioso proyecto se está llevando a cabo en colaboración con importantes socios estratégicos como TSMC, Foxconn, Wistron, Amkor y SPIL, y se prevé que marque un hito en la industria tecnológica global.
En un comunicado oficial, NVIDIA detalló que ha encargado más de un millón de pies cuadrados de espacio para la construcción y prueba de los chips Blackwell, que se producirán en sus nuevas instalaciones en Phoenix, Arizona. Además, se están estableciendo fábricas de ensamblaje de supercomputadoras de IA en Houston (Texas), en colaboración con Foxconn, y en Dallas (Texas), en asociación con Wistron. Estas instalaciones, que se encuentran en fases de construcción, comenzarán su producción masiva en los próximos 12 a 15 meses.
El chip Blackwell es uno de los avances más esperados de la empresa, diseñado específicamente para mejorar las capacidades de procesamiento de IA, y su producción en Estados Unidos representa un gran paso hacia la autosuficiencia tecnológica. Las instalaciones de TSMC en Arizona ya han comenzado a producir estos chips, consolidando a la región como un punto clave en la fabricación de componentes de alta tecnología.

La compleja cadena de suministro de IA
La producción de supercomputadoras de IA requiere tecnologías de vanguardia y una cadena de suministro eficiente y robusta. Para garantizar la calidad y el rendimiento de los productos, Amkor y SPIL serán responsables de las operaciones de empaquetado y pruebas en Arizona, lo que asegura que cada componente sea sometido a rigurosos controles antes de su ensamblaje final.
La infraestructura avanzada que NVIDIA está construyendo no solo tiene como objetivo satisfacer la creciente demanda de chips y supercomputadoras de IA, sino que también refuerza la resiliencia de la cadena de suministro tecnológica de Estados Unidos. Este esfuerzo no solo responde a las necesidades actuales, sino que también prepara el terreno para el futuro de la inteligencia artificial, donde se prevé que el país juegue un papel clave.
Leer más: Entre la empatía digital y el silencio humano: ChatGPT, el nuevo confidente de los jóvenes
Inversión multimillonaria y creación de empleo
El impacto económico de esta iniciativa será significativo. NVIDIA ha anunciado que, en los próximos cuatro años, planea realizar una inversión de hasta 500 mil millones de dólares en la construcción de fábricas de IA y la producción de chips dentro de Estados Unidos. Esta inversión no solo impulsará la innovación tecnológica, sino que también generará centenares de miles de empleos, contribuyendo al crecimiento económico nacional.
El proyecto también contempla la creación de decenas de fábricas de IA de gigavatios, que no solo producirán supercomputadoras de alto rendimiento, sino que consolidarán a Estados Unidos como líder global en la manufactura de alta tecnología. Estas fábricas, que están diseñadas exclusivamente para procesar inteligencia artificial, serán el motor de la próxima generación de centros de datos, conocidos como fábricas de IA, fundamentales para la infraestructura tecnológica del futuro.

Un cambio en la infraestructura global de IA
Según Jensen Huang, CEO de NVIDIA, este paso representa una verdadera revolución: “Los motores de la infraestructura mundial de IA se construyen en EE. UU. por primera vez”, comentó. Huang destacó que incorporar la fabricación estadounidense no solo les permitirá satisfacer mejor la creciente demanda de chips y supercomputadoras de IA, sino que también fortalecerá la cadena de suministro de la empresa y aumentará su resiliencia frente a posibles crisis o interrupciones.
Este proyecto de NVIDIA subraya el compromiso de la compañía con la innovación y el liderazgo tecnológico dentro de Estados Unidos, y refleja el creciente interés de las empresas tecnológicas por nacionalizar sus procesos de producción en un contexto de alta competencia global y desafíos geopolíticos.