La clave de emprender sin desistir en el intento

"La clave de emprender sin desistir en el intento" "La clave de emprender sin desistir en el intento"
Foto: Cortesía

Por Miguel Ángel Flores Serna

Emprender no es simplemente comenzar un negocio. Es tomar una decisión consciente de construir, resolver y avanzar en medio de la incertidumbre. A lo largo de mi vida profesional, he entendido que el emprendimiento exitoso no se basa únicamente en una buena idea, sino en la capacidad de convertirla en un proyecto viable, sostenible y financieramente saludable.

Mi historia comenzó en el sector del transporte, siguiendo los pasos de mi abuelo y mi padre. Pero nada estuvo garantizado. Desde el inicio, tuve que asumir responsabilidades, tomar decisiones difíciles y ganarme mi lugar, por lo que decidí emprender por cuenta propia y fundé mi empresa, lo que me permitió desarrollar una visión más amplia y estratégica del negocio.

Transformar y hacer crecer una empresa en un entorno económico cada vez más competitivo, interconectado y exigente requiere más que voluntad: exige claridad financiera, innovación constante y la capacidad de diferenciarse en el mercado.

La importancia de entender los números

Uno de los errores más comunes entre quienes emprenden es subestimar el papel de las finanzas. Las ideas pueden ser poderosas, pero si no se traducen en planes de negocio sólidos, con proyecciones realistas, estructura de costos clara y control de flujo efectivo, se desgastan rápidamente.

Aprendí que una buena gestión financiera no es exclusiva de grandes corporativos. Desde las pequeñas y medianas empresas, tomar decisiones bien informadas —sobre cuándo invertir, cómo crecer, cuándo recortar o cómo negociar— es lo que marca la diferencia entre la estabilidad y la improvisación.

Y no se trata de ser contadores, sino de saber leer la información, rodearse de expertos y, sobre todo, mantener una cultura financiera dentro del negocio. Por eso, en mi empresa implementé medidores en todos los rubros clave: desde consumo de combustible, uso de herramientas y eficiencia en los talleres, hasta indicadores de desempeño en recursos humanos. Porque como suelo repetir: lo que no se mide, no se mejora.

Esa cultura permite pensar a largo plazo, construir reservas, resistir crisis y aprovechar las oportunidades que otros no pueden ver.

Tecnología, logística y escalabilidad

Una empresa que no evoluciona, se estanca. Por eso apostamos por integrar tecnología en todos nuestros procesos: desde la digitalización de rutas y el monitoreo en tiempo real, hasta la capacitación continua de los equipos.

Pero más allá de la tecnología, hay que tener la capacidad de leer el comportamiento de la empresa. Incorporar sistemas de control interno y métricas nos ha permitido continuar creciendo.

En logística, cada decisión tiene un impacto en tiempo, costos y reputación. Lo mismo aplica a cualquier sector: optimizar procesos, mejorar tiempos de respuesta y mantener estándares de calidad consistentes no son lujos, sino condiciones mínimas para competir.

Diferenciarse para permanecer

Sin embargo, emprender no se trata únicamente de conocer el mercado o manejar bien las finanzas. Se trata de ofrecer algo que nadie más ofrece. Y eso no significa inventar un producto o servicio completamente nuevo, sino aportar un valor que te haga único en el mercado.

En nuestro caso, no vendemos solo un servicio de transporte. Vendemos transporte con los más altos estándares de seguridad, con operadores altamente capacitados y protocolos que garantizan un nivel de servicio diferencial. Esa propuesta es la que realmente nos convierte en únicos.

Emprender con conciencia

Otro punto que considero esencial es emprender con propósito. Hoy más que nunca, los consumidores valoran a las empresas que actúan con responsabilidad social y ambiental. No se trata solo de cumplir con la ley, sino de tomar decisiones que generen bienestar para los equipos, para las comunidades y para el entorno.

Entonces, ya sabes, emprender es un acto de valor, pero también de estrategia. Quien emprende con pasión, visión y claridad tiene más posibilidades de construir un proyecto duradero.

Hoy más que nunca, México necesita emprendedores decididos, con los pies en la tierra y la mirada en el futuro. Estoy convencido de que con visión, responsabilidad y esfuerzo, cualquier negocio puede convertirse en una historia de éxito, porque como dice mi abuelo: “no hay crisis que dure con 18 horas diarias de trabajo”.

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