Las sanciones estadounidenses contra Rosneft y Lukoil, las dos mayores petroleras rusas, entraron oficialmente en vigor este viernes 21 de noviembre de 2025, marcando un punto de inflexión en el conflicto económico entre Washington y Moscú. Las restricciones, impulsadas por el gobierno del presidente Donald Trump, ya provocan efectos visibles en la industria energética rusa, especialmente en sus exportaciones hacia China e India.
Mientras tanto, la entrada de estas medidas coincide con negociaciones clave para un nuevo plan de paz para Ucrania, aumentando la presión internacional sobre el Kremlin.
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Trump endurece la presión y afirma que las sanciones buscan frenar la guerra en Ucrania
Por otro lado, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos confirmó que las sanciones a las petroleras rusas, anunciadas el 22 de octubre, han logrado reducir drásticamente la exportación de hidrocarburos rusos. Esto impacta directamente la capacidad del gobierno de Vladímir Putin para financiar la guerra en Ucrania, uno de los principales objetivos de Washington.
Estas medidas representan las primeras sanciones directas a Rusia desde el inicio del gobierno de Donald Trump, quien ha advertido que, de continuar las hostilidades, la economía rusa enfrenta un deterioro severo en los próximos seis meses.
Putin, sin embargo, ha rechazado que la industria petrolera se vea afectada y asegura que no cederá ante presiones internacionales.
Desplome histórico del petróleo ruso Urals
Uno de los impactos más significativos ha sido el desplome del precio del petróleo Urals, que cayó más de 21% desde el anuncio de las sanciones. El barril se cotiza actualmente en 36 dólares, lo que genera una brecha de más de 20 dólares frente al Brent, una diferencia no vista desde principios de 2023.
Como consecuencia, los ingresos semanales por exportaciones de crudo han descendido un 20%, afectando directamente las finanzas rusas.
China e India frenan las compras: El 90% de las exportaciones marítimas en riesgo
Casi una docena de empresas chinas e indias (que representan el 90% del comercio marítimo de petróleo ruso) han reducido o suspendido las compras. Algunas planean dejar de adquirir crudo ruso por completo a partir de diciembre.
De acuerdo con JP Morgan, cerca de un tercio de las exportaciones rusas están actualmente a bordo de petroleros sin destino definido, un signo de inestabilidad en el mercado energético.
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Estados Unidos concede prórrogas estratégicas a Lukoil y países aliados
Asimismo, en medio del impacto global, Washington otorgó a Lukoil una prórroga hasta el 13 de diciembre para vender sus activos en el extranjero, cuyo valor supera los 14 mil millones de dólares.
Empresas estadounidenses como Chevron y Carlyle ya mostraron interés en adquirir parte de estos activos, luego de que la suiza Gunvor rechazara seguir en el proceso tras ser acusada por Washington de vínculos estrechos con el Kremlin.
Otros países también recibieron prórrogas, como:
- Bulgaria, hasta el 29 de abril, para operar activos adquiridos.
- Alemania, con seis meses adicionales para manejar refinerías de Rosneft.
- Rumanía, que evalúa la compra de la refinería local de Lukoil para evitar el despido de 5 mil trabajadores.
Europa prepara nuevas medidas para bloquear la “flota fantasma” rusa
La Unión Europea también evalúa nuevos mecanismos para impedir que Rusia evada sanciones empleando su llamada flota fantasma, un conjunto de buques con rutas, seguros y propietarios opacos que transportan petróleo ruso eludiendo regulaciones occidentales.
La diplomática Kaja Kallas, alta representante de la UE, indicó que estas medidas podrían incorporarse fuera de un nuevo paquete de sanciones, lo que permitirá actuar con mayor rapidez ante las maniobras del Kremlin.
Trump presiona al Congreso para imponer sanciones severas
En paralelo, el presidente Trump anunció su respaldo a una iniciativa bipartidista encabezada por Lindsey Graham y Richard Blumenthal, que busca sancionar a “todos los países” que hagan negocios energéticos con Rusia, con excepción de Hungría, aliado estratégico de Washington.
El proyecto contempla:
- Aranceles especiales a quienes importen hidrocarburos rusos.
- Sanciones secundarias a empresas que apoyen la extracción y producción petrolera en Rusia.
Trump exige tener la última palabra para activar o retirar estas sanciones dependiendo del comportamiento de Putin en la guerra.