En una comparecencia reciente ante el Senado, la fiscal general de Estados Unidos, Pamela Bondi, colocó a México en el mismo nivel que Irán, Rusia y China al referirse a los riesgos que enfrenta su país en materia de seguridad. El comentario se dio durante un intercambio con legisladores, donde fue consultada sobre amenazas extranjeras y el papel del gobierno de Donald Trump para contenerlas.
Lejos de matizar, Bondi dejó en claro que, a su juicio, los adversarios no solo se encuentran en Medio Oriente o Europa del Este. “México también representa una amenaza”, afirmó, y añadió que esa amenaza puede venir tanto de ataques directos como del efecto de las drogas en territorio estadounidense.
Mencionó que el liderazgo del presidente Trump es definitorio para evitar “que intenten matarnos”, ya sea mediante la violencia física o a través del tráfico de sustancias letales.

Pam Bondi evade detalles sobre cooperación mexicana
Cuando el senador Lindsey Graham le preguntó a Pam Bondi si México está colaborando en el combate al narcotráfico, la fiscal evitó profundizar. Propuso tratar el tema “en un espacio clasificado”, lo que despertó más incertidumbre sobre la relación bilateral en esta materia.
Flujo de armas: el otro lado del problema
El senador Jack Reed también confrontó a Bondi, pero desde otro ángulo: el tráfico de armas que salen de Estados Unidos rumbo a México. Ante esto, la fiscal respondió con cifras sobre decomisos realizados por la ATF desde que Trump llegó al poder. Según sus datos, se han asegurado más de 14,600 armas, un 33% más que en la administración anterior.
A pesar de esa respuesta, el senador no quedó satisfecho. Más tarde, publicó en redes sociales un mensaje contundente, donde acusó al gobierno estadounidense de no hacer lo suficiente para detener el flujo de armamento que alimenta la violencia del crimen organizado en México. Para Reed, cerrar fronteras no es suficiente si se sigue permitiendo que las armas crucen hacia el sur sin control.