Elon Musk, el hombre más rico del mundo, dejó oficialmente su cargo en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) este miércoles, tras anunciar su salida en su cuenta de X. El magnate, quien lideró el polémico organismo creado para reducir el gasto público, abandonó sus funciones un día después de criticar duramente el proyecto de ley fiscal respaldado por el presidente Donald Trump.
El conflicto por la “gran y hermosa ley”
En una entrevista con CBS, Elon Musk expresó su decepción con la ley fiscal republicana, calificándola de “enorme gasto público”. El proyecto, que incluye recortes de impuestos para los más ricos y reducciones en programas como Medicaid y ayudas alimentarias, podría aumentar la deuda nacional en 3 billones de dólares en una década, según análisis independientes.
Aunque Elon Musk inicialmente prometió ahorrar 2 billones de dólares en gasto público, solo logró recortar 150.000 millones, muy por debajo de su meta revisada de 1 billón. Su gestión incluyó despidos masivos de trabajadores federales y el cierre de agencias como USAID, lo que generó fuertes críticas.
El fin de una era polémica en Washington
Elon Musk llegó al DOGE como “empleado gubernamental especial”, un cargo temporal con un límite de 130 días de trabajo anuales. Su nombramiento estuvo marcado por la polémica, desde un gesto interpretado como saludo nazi durante la toma de posesión de Trump, hasta su apoyo financiero récord de 260 millones de dólares a la campaña republicana.
Aunque su mandato terminaba este viernes, su salida se adelantó tras las tensiones por la ley fiscal. El DOGE, sin embargo, seguirá operando hasta el 4 de julio de 2026, fecha del 250 aniversario de EE.UU., aunque sin la presencia de Elon Musk.
En su mensaje de despedida, el magnate agradeció a Trump por la oportunidad, pero dejó claro su desacuerdo con la dirección fiscal del gobierno.
Elon Musk cierra un capítulo controvertido en la política estadounidense, marcado por promesas incumplidas y choques con el Partido Republicano.
