La semana pasada, una serie de bloqueos realizados por trabajadores vinculados a la aduana del puerto de Manzanillo ha provocado una crisis que ya comienza a reflejarse en pérdidas millonarias para el comercio exterior mexicano. Así lo advirtió Miguel Ángel Landeros, presidente del Consejo Mexicano de Comercio Exterior (COMCE) en Occidente, quien aseguró que estas movilizaciones no sólo afectan las finanzas, sino también la viabilidad de contratos y la estabilidad de las pequeñas y medianas empresas (Pymes) que dependen de la importación y exportación de mercancías.
El origen de la protesta explicó el dirigente, radica en la demanda de los trabajadores aduanales por la contratación de más personal y la extensión de los horarios de operación de la aduana para funcionar las 24 horas del día, los siete días de la semana. Estas peticiones, según Landeros, han sido ignoradas por las autoridades encargadas, lo que derivó en la paralización total del puerto.
“Manzanillo maneja entre 3,000 y 4,000 operaciones de camiones al día. La falta de operación genera un cuello de botella monumental que afecta toda la cadena logística y pone en riesgo la imagen y competitividad de uno de los puertos más importantes de México y Latinoamérica”, añadió.
Un llamado a la responsabilidad y coordinación
Landeros hizo un llamado directo a las fuerzas militares (responsables actualmente de la seguridad y operación en la aduana) para que intervengan y solucionen esta situación antes de que provoque daños irreparables en el sector económico.
“Sabemos que hay falta de personal y que eso ha motivado las protestas, pero esta problemática debe ser resuelta con urgencia y responsabilidad para no poner en jaque a este pilar fundamental para la economía mexicana”, señaló.
Además, el líder empresarial criticó la desconexión entre las grandes inversiones anunciadas para la expansión portuaria (como el proyecto “Manzanillo II Cuyutlán”) y la falta de atención a los problemas operativos actuales que limitan el buen funcionamiento del puerto. “Antes de pensar en grandes obras, hay que caminar, resolver lo básico. La comunidad portuaria está haciendo un gran esfuerzo, pero las autoridades deben estar a la altura de la situación”, enfatizó.
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Impacto en los exportadores e importadores
Finalmente, Landeros lanzó un llamado a las navieras y terminales portuarias para que suspendan el cobro de las demasías generadas durante los retrasos causados por los bloqueos, ya que estos no son responsabilidad de los exportadores e importadores.
“Los costos adicionales por maniobras no deberían recaer en quienes han sufrido pérdidas por la parálisis de las operaciones”, concluyó.
La crisis en Manzanillo resalta la urgente necesidad de mejorar la infraestructura humana y tecnológica de uno de los puntos clave del comercio exterior mexicano, para evitar que futuras interrupciones pongan en riesgo no solo contratos y negocios, sino la reputación del país como socio comercial confiable.