La relación entre Elon Musk y Donald Trump, que comenzó como una alianza prometedora, muestra grietas irreparables. El magnate tecnológico ha reducido drásticamente su participación en el gobierno federal tras meses de frustración con la burocracia, críticas abiertas a políticas clave de Trump y el incumplimiento de una promesa de donar 100 millones de dólares a la operación política del presidente. Este distanciamiento marca un giro radical para quien fuera el mayor inversionista de Trump en 2024 y su autoproclamado “primer amigo”.
El punto de quiebre llegó con tres conflictos clave:
- Críticas al proyecto de ley de gasto interno de Trump, que Musk tachó de “aumentador del déficit”.
- El fracasado intento de incluir a su empresa xAI en un lucrativo acuerdo de inteligencia artificial en Emiratos Árabes Unidos, adjudicado a su rival OpenAI.
- La donación pendiente de 100 MDD para las elecciones legislativas de 2026, que aún no se materializa, según fuentes cercanas a la Casa Blanca.
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Aunque Musk sigue manteniendo contacto cordial con Trump, su Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) —creado para recortar $1 billón en gasto público— ha quedado en manos de sus colaboradores. El propio Musk admitió a Ars Technica que dedicó “demasiado tiempo a la política“, dañando su reputación y distrayéndolo de Tesla y SpaceX.
¿Por qué Elon Musk está desencantado con Washington?
Las raíces de su frustración incluyen:
1. Obstáculos burocráticos:
- Su equipo DOGE exageró ahorros y enfrentó escepticismo del Congreso.
- Propuestas radicales (como informes semanales obligatorios de logros) fueron canceladas por impracticables.
2. Derrotas políticas:
- Perdió $25M apoyando a un candidato judicial fallido en Wisconsin.
- No logró influir en la política arancelaria de Trump.
3. Conflictos de interés:
- Sus quejas sobre el proyecto de OpenAI en Abu Dabi fueron ignoradas.
- Trump evitó mencionarlo públicamente en su gira por Medio Oriente.
Mientras Musk se refugia en sus empresas —el miércoles supervisó un lanzamiento fallido de Starship—, su legado en Washington se reduce a un DOGE debilitado y una relación con Trump que difícilmente volverá a ser la misma.
