El brutal asesinato de la influencer Valeria Márquez, de apenas 22 años, ha sacudido a todo México, no sólo por la crudeza del ataque, transmitido en vivo durante una transmisión en TikTok, sino por lo que revela: el peligro latente que enfrentan mujeres jóvenes en zonas controladas por el crimen organizado, la creciente impunidad, y el evidente fracaso del gobierno de Jalisco, encabezado por el gobernador Pablo Lemus, para contener la violencia que asfixia a la entidad.
La joven, a la cual conocían por compartir consejos de belleza y modelaje en redes sociales, la asesinaron a balazos el martes pasado en su propio salón de belleza, ubicado en las afueras de Guadalajara. Lo aterrador es que momentos antes del crimen, la propia Valeria expresó en su transmisión en vivo su temor de que algo le pudiera suceder: “¿Me iban a levantar o qué? Me quedé preocupada”, comentó frente a sus seguidores. Minutos después, los sicarios regresaron. Le entregaron un peluche, una bolsa de café, y le dispararon directo a la cabeza y el pecho mientras la cámara seguía transmitiendo.

Crimen de Valeria Márquez con sello del narco
La Fiscalía del estado de Jalisco confirmó que el ataque lo perpetraron dos hombres: uno enmascarado que se hizo pasar por repartidor y otro que lo acompañaba en motocicleta, un modus operandi habitual del crimen organizado en la región. Aunque las autoridades aún no han señalado a un responsable, el vocero de la fiscalía, Denis Rodríguez, reconoció que el ataque lleva el sello de un asesinato por encargo.
Jalisco, estado que domina el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), es escenario de innumerables crímenes violentos, ejecuciones públicas, desapariciones y extorsiones. Este feminicidio se suma a una larga lista de hechos sangrientos que confirman la incapacidad del Estado para brindar protección a sus ciudadanos. El nivel de violencia es tal que ya no se esconde: se transmite en tiempo real.
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El desgobierno de Pablo Lemus
Mientras las redes sociales estallan con indignación y miedo, el gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, permanece cuestionado por su falta de estrategia efectiva en materia de seguridad. Lejos de asumir un papel activo y contundente, su administración es incapaz de frenar la expansión de los grupos criminales, particularmente en la zona metropolitana de Guadalajara, donde se mezclan el lujo, la vida digital y el terror del narcotráfico.
La población vive con miedo. Los asesinatos por encargo son frecuentes, los desaparecidos aumentan, y las mujeres (en especial las jóvenes que han construido presencia pública en redes) se encuentran desprotegidas en un entorno hostil que combina misoginia, crimen y silencio institucional.
Un feminicidio anunciado
Valeria Márquez ya había lanzado alertas. En redes sociales responsabilizó a una expareja de cualquier daño que pudiera sufrir. Medios locales han vinculado a dicha expareja con un líder regional del CJNG que opera en Zapopan y Tlaquepaque. Si bien esta versión no ha sido confirmada por la fiscalía, es una línea que refuerza lo que la víctima ya temía: su vida estaba en peligro, y lo había denunciado públicamente.
La historia de Valeria no es sólo la de una joven influencer que fue silenciada con violencia extrema; es también la historia de un estado que ha perdido el control, donde el crimen gobierna más eficazmente que el poder legal, y donde una mujer puede ser asesinada en cámara, sin que nadie llegue a tiempo para protegerla.
La respuesta federal
La presidenta Claudia Sheinbaum expresó su solidaridad con la familia y afirmó que su administración trabaja con las autoridades locales para esclarecer el caso. Sin embargo, más allá de los pronunciamientos, las víctimas siguen acumulándose.
Mientras TikTok cerró la cuenta de la joven y se difunden los videos del crimen como un recordatorio brutal de la realidad, la pregunta sigue flotando en el aire: ¿cuántas mujeres más deberán morir para que se tome en serio la violencia en Jalisco?