Tras la muerte del papa Francisco, la Iglesia Católica, con sede en el Vaticano, en los próximos días comenzará la elección de un Sumo Pontífice. Ante la Sede Vacante, muchos se preguntan cómo se elige a un nuevo Papa, un proceso tan solemne como meticuloso. La respuesta está en el cónclave.
Solo los cardenales menores de 80 años tienen derecho a voto. En esta ocasión, 133 de ellos se reunirán en la Capilla Sixtina desde el 7 de mayo. La votación se hará en estricto aislamiento, sin acceso a medios, llamadas o Internet.
Durante el cónclave, los cardenales residen en la Casa de Santa Marta. Todos los días caminan hasta la Capilla Sixtina, donde escriben el nombre de su elegido en una papeleta secreta, que luego es depositada en una urna.
Antes de votar, se sortean nueve cardenales con funciones específicas: tres escrutadores, tres infirmarii y tres auditores. Este sorteo es clave para asegurar la transparencia de la elección.
¿Cuál es el proceso para elegir un nuevo Papa?
Cada votación comienza con una fórmula solemne: los cardenales juran que su voto es sincero. Luego colocan su papeleta en una urna ubicada sobre el altar. La votación se realiza por escrutinio, en completo silencio.
Para que un candidato sea elegido, debe recibir al menos dos tercios de los votos. Si no hay resultado después de tres días, se detienen las votaciones por un día para reflexión y oración. Luego, el proceso continúa hasta alcanzar la mayoría requerida.
- Se realizan hasta cuatro votaciones al día: dos por la mañana y dos por la tarde.
- El humo negro indica que aún no hay Papa; el blanco, que ya fue elegido.
- Las papeletas se queman después de cada votación en una estufa especial.
- Si se requiere desempate, se elige entre los dos más votados en la ronda anterior.
Una vez elegido, se le pregunta al nuevo Papa si acepta el cargo y qué nombre adoptará. El cardenal protodiácono lo presenta con la frase “Habemus Papam” desde el balcón del Vaticano. Después, el nuevo Pontífice da su primera bendición Urbi et Orbi ante el mundo.