Por primera vez en su historia, México figura entre los diez países más felices del planeta, según el más reciente Informe Mundial de la Felicidad. El anuncio fue realizado por Gerardo Leyva, investigador del Instituto de Investigación para el Desarrollo con Equidad (EQUIDE) de la Universidad Iberoamericana y pionero en la medición del bienestar subjetivo en el país.
Aunque el ascenso mexicano al Top 10 global representa un hecho inédito, los expertos llaman a interpretarlo con cautela. Leyva explica que este tipo de mediciones no solo reflejan los avances propios de una nación, sino también los retrocesos o estancamientos en otras.
“En 2012 y 2015, cuando México estaba en los lugares 16 y 14, respectivamente, los niveles de bienestar subjetivo eran incluso más altos que ahora”, detalló. “Es como una carrera: no es que México haya corrido más rápido, sino que otros países disminuyeron su velocidad”.

¿Qué mide la felicidad?
El Informe Mundial de la Felicidad se basa en variables cognitivas que capturan la percepción que las personas tienen sobre su vida en general. Estos indicadores van más allá del ingreso económico o el desarrollo material; buscan entender cómo los ciudadanos valoran su existencia cotidiana, su entorno y sus relaciones.
El ranking 2025 está encabezado, por octavo año consecutivo, por Finlandia, seguido de Dinamarca, Islandia, Suecia, Países Bajos, Costa Rica, Noruega, Israel, Luxemburgo y, en décima posición, México.

Leer más: Genaro García Luna y su esposa recibirán multa millonaria tras fallo en Miami
Relación familia-felicidad: Un diferencial latinoamericano
Una de las principales aportaciones de Leyva al informe internacional fue el capítulo dedicado al impacto de la vida familiar en la felicidad. Ahí se destaca que, en países latinoamericanos como México, la fortaleza de los vínculos familiares y sociales juega un papel determinante en el bienestar subjetivo de las personas.
Mientras que en naciones más ricas como Estados Unidos o varios países europeos se tiende a un estilo de vida más individualista (con una alta proporción de personas que viven solas), en México persiste una cultura de convivencia cercana con familiares y amigos. Este entorno social más cálido y comunitario tiene efectos positivos sobre cómo se percibe la vida, incluso en contextos de incertidumbre o crisis.
“En México tenemos una fortaleza en la calidad de las relaciones familiares, de amistad y sociales en los grupos donde participamos. Hay que tener cuidado, en la medida en que podamos trascender a mayores niveles de desarrollo material, de no perder eso. Es quizá el mensaje más importante que les puedo dar”, enfatizó Leyva.
¿Más felices que antes?
Contrario a lo que podría pensarse, estar en el Top 10 no implica que los mexicanos hoy sean más felices que en años anteriores. Según el investigador, los niveles de bienestar se han mantenido estables, sin mejoras significativas. La entrada al selecto grupo responde más a un cambio de posición relativa en el escenario global, que a un aumento real en los niveles de satisfacción nacional.
Esto plantea un desafío importante: cómo traducir la fortaleza social de México en políticas públicas que fortalezcan el bienestar, sin perder los valores relacionales que caracterizan a su población.
El caso de Aguascalientes: Bienestar regional
El especialista también recordó que algunas entidades dentro del país destacan por sus niveles de satisfacción con la vida. Según datos del INEGI, Aguascalientes ocupa el octavo lugar nacional en este rubro, junto con estados como Nayarit y Baja California Sur, lo que ofrece una mirada más detallada sobre los focos de felicidad dentro del propio territorio mexicano.
El posicionamiento de México como uno de los países más felices del mundo no debe entenderse como un punto de llegada, sino como una oportunidad para reflexionar sobre el modelo de desarrollo que se busca construir. En palabras de Leyva, preservar la riqueza de las relaciones humanas será esencial para que el país avance sin sacrificar uno de sus activos más valiosos: su gente.