En un giro inesperado, los gigantes automovilísticos japoneses Honda y Nissan anunciaron este jueves la cancelación de su plan de fusión, un proyecto que había generado grandes expectativas desde su anuncio en diciembre de 2024. Esta decisión marca el cierre de un intento por crear el tercer mayor fabricante de automóviles del mundo.
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Fracaso en las negociaciones y razones del colapso
En un comunicado conjunto, ambas empresas informaron que “acordaron” finalizar el memorando de entendimiento firmado en diciembre. La propuesta original contemplaba la creación de una sociedad conjunta bajo un holding, diseñada para generar sinergias y fortalecer su posición frente a competidores líderes en vehículos eléctricos, como Tesla y fabricantes chinos.
Sin embargo, las negociaciones se rompieron debido a un desacuerdo sobre la estructura de la alianza. Honda propuso convertir a Nissan en una filial mediante un intercambio de acciones, en lugar de crear un holding conjunto. Esta propuesta generó tensiones, ya que implicaba una posición de control para Honda y un rol subordinado para Nissan.
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Declaraciones de los líderes y perspectivas futuras
Toshihiro Mibe, presidente ejecutivo de Honda, expresó su pesar: “Es muy lamentable que ambas empresas no hayan logrado llegar a un acuerdo”. Mibe enfatizó que el plan no era un rescate para Nissan, a pesar de las dificultades financieras de esta última, que anunció una drástica reducción de personal tras una caída del 93% en sus beneficios netos en el primer semestre de 2024.
A pesar del fracaso de la fusión, ambas compañías afirmaron que continuarán colaborando en una alianza estratégica enfocada en la innovación de vehículos inteligentes y eléctricos. Esta cooperación buscará generar valor corporativo y fortalecer su presencia en un mercado cada vez más competitivo.
Impacto financiero y panorama de Nissan
Honda y Nissan aseguraron que la cancelación del acuerdo no afectará sus ingresos inmediatos. No obstante, Nissan enfrenta un escenario complicado: prevé pérdidas netas de 80,000 millones de yenes (aproximadamente 518 millones de dólares) para el año fiscal que finaliza en marzo, en contraste con los beneficios de 426,600 millones de yenes registrados en el ejercicio anterior.
Este episodio refleja la complejidad de las alianzas en la industria automotriz y subraya los desafíos que enfrentan las empresas tradicionales para adaptarse a la revolución de la movilidad eléctrica.