El Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) nació con la promesa de desincentivar el consumo de productos dañinos para la salud o el medio ambiente. Sin embargo, en la práctica, su función se ha desvirtuado y hoy opera como un instrumento recaudatorio más del Estado, sin cumplir su objetivo social. Así lo explicó Luis Pérez de Acha, abogado constitucionalista y especialista en derecho fiscal y administrativo.
El jurista subrayó que, pese al aumento constante en los precios de bienes gravados como gasolina, cigarros, bebidas azucaradas y alimentos chatarra, el consumo no ha disminuido. “Estamos frente a una demanda inelástica. La gente sigue comprando esos productos sin importar el alza”, sostuvo.
Cabe señalar que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) estimó un incremento de más de 42 mil millones de pesos en recaudación por concepto del IEPS para el próximo año.
“Cada vez que se reporta un aumento en la recaudación, el gobierno lo celebra, cuando debería ser al revés: si se cumpliera la finalidad extrafiscal del impuesto, los ingresos por IEPS deberían caer, porque el consumo habría disminuido”, apuntó Pérez de Acha.
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Un impuesto regresivo que castiga a los más pobres
De acuerdo con el especialista, el IEPS es un impuesto al consumo y, como tal, afecta en mayor medida a los sectores de bajos ingresos.
“No hay vuelta de hoja: todos los impuestos al consumo pegan más a los deciles más bajos”, explicó.
Agregó que incluir productos como refrescos dentro de la llamada canasta básica demuestra la contradicción entre el discurso de salud pública y la realidad económica.
Asimismo, aseveró que el incremento del IEPS sustituye una verdadera política de educación alimentaria y prevención, al optar por una “solución fácil” que se traduce en mayores ingresos fiscales. “Se reemplaza la creación de una cultura alimentaria por más impuestos”, afirmó.
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El IEPS perdió su propósito original
Pérez de Acha considera que el IEPS se ha distorsionado desde su creación. Originalmente dirigido a ciertos productos específicos, hoy se ha extendido bajo el argumento de tener fines extrafiscales positivos, cuando en realidad se utiliza para llenar las arcas públicas.
“El problema es que se ha vuelto una trampa argumentativa. No hay un fin social claro, sino un pretexto para incrementar impuestos”, advirtió.
Por ello, concluyó que el IEPS fracasó como herramienta de salud pública y se consolidó como un mecanismo meramente recaudatorio, con un impacto desigual y regresivo.