La inflación en México registró una desaceleración en la primera quincena de agosto de 2025, al ubicarse en 3.49% a tasa anual, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
El reporte indica que el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) cayó 0.02% a tasa quincenal, lo que representa una ligera disminución frente al mismo periodo de 2024, cuando la inflación anual fue de 5.16%.
Únete a nuestro canal de WhatsApp
Inflación subyacente y no subyacente en agosto
El análisis del INEGI muestra que la inflación subyacente (que excluye bienes y servicios de alta volatilidad, como energéticos y productos agropecuarios) registró un aumento de 0.09% quincenal.
- Mercancías: +0.09%
- Servicios: +0.10%
Por otro lado, el índice no subyacente tuvo un retroceso de 0.41%, impulsado principalmente por la baja en los precios de frutas y verduras (-1.19%), mientras que los energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno tuvieron un ligero incremento de 0.04%.
En la primera quincena de agosto de 2024, la inflación anual fue de 5.16%, lo que refleja que en un año se ha reducido de manera importante, acercándose al objetivo del Banco de México (Banxico), que mantiene una meta permanente de 3% ±1 punto porcentual.
Este resultado muestra un entorno de mayor estabilidad en precios, aunque aún con retos por la volatilidad de los mercados energéticos y los impactos en productos agrícolas.
Leer más: CFE impulsa acceso a electricidad en México con inversión récord de 163 mil millones
La postura del Banco de México
En su última decisión de política monetaria, la Junta de Gobierno del Banxico no fue unánime. El subgobernador Jonathan Heath votó por mantener la tasa sin cambios, mientras que la mayoría optó por los ajustes graduales.
La baja en la inflación podría dar margen al banco central para considerar nuevas decisiones en materia de tasas de interés, siempre que la tendencia se mantenga en línea con la meta del 3%.
¿Qué significa esta baja de inflación para los consumidores?
Para las familias mexicanas, la desaceleración de la inflación representa un alivio en el poder adquisitivo, especialmente en alimentos básicos, donde se observó una reducción en frutas y verduras.
No obstante, los servicios mantienen una tendencia alcista, lo que obliga a los hogares a seguir administrando con cautela su gasto en educación, salud y transporte.