El colectivo Womb realizará una subasta de arte este sábado para recaudar fondos para la realización de un festival de muralismo en la CDMX. Se tratará de un encuentro que reunirá a artistas de distintas disciplinas y países.
La selección de obras combina aportaciones de la comunidad Womb con piezas de artistas invitados al festival de muralismo que se celebrará en octubre. También participan creadores que, aunque no forman parte de estos grupos, se sumaron a la causa desde México y Estados Unidos. El objetivo, señalaron los organizadores, es subrayar la colaboración y la armonía entre ambas naciones en tiempos en que predominan narrativas negativas.
Entre las obras destacan mosaicos de vidrio de Joui Turandot, además de creaciones de Nat Comel, quien explora técnicas de tufting y pintura. El catálogo incluye también piezas de Enrique Chagoya, director del Departamento de Arte en la Universidad de Stanford; Melissa Gracie con su trabajo en cerámica, y un pintor oaxaqueño que aporta una obra con raíces locales.
El abanico de artistas se amplía con nombres como Helio Tupac, diseñador peruano especializado en gráfica y lettering, en colaboración con el muralista Desertor. También participan Saner, conocido por su caligrafía y grabado.
Womb fomenta el diálogo a través del arte
Más allá de la venta, los organizadores enfatizaron el papel del arte como lenguaje universal y para tender puentes de comunicación.
“El arte es un espacio donde podemos dejar prejuicios y conectar a través de la belleza y la creatividad”, señalaron, subrayando su capacidad de tender puentes en tiempos de polarización.
La subasta se convierte así en un acto de solidaridad cultural entre México y Estados Unidos.
Para la comunidad de San Simón Ticumac, sede de parte del proyecto, la iniciativa refleja la importancia de la autogestión y la organización colectiva. “Es un orgullo que la propia comunidad nos abrace y que podamos lograr objetivos sin depender únicamente de instituciones”, expresaron. La expectativa no solo está en la subasta, sino en los cambios visibles que el festival dejará en el barrio y en la vida cotidiana de sus habitantes.
Los organizadores adelantaron que este festival se perfila ya como un encuentro internacional de muralismo contemporáneo, con técnicas y propuestas poco comunes en México. “Es un esfuerzo grande y raro de ver”, afirmaron. Al cierre, agradecieron el apoyo de la comunidad artística de Estados Unidos, fundaciones aliadas y de todos los creadores que suman su trabajo para hacer posible un evento que pretende transformar el espacio público y fortalecer lazos entre culturas.
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